Cuando se impone una baja de temperatura a nuestro cuerpo a través de una ducha fría, lo forzamos a ponerse a trabajar para que se vuelva a calentar. Así se produce la energía, quemando las calorías contenidas en nuestros tejidos grasos. Podemos perder así de 120 a 150 calorías por ducha fría. ¿Quieres conocer todos los beneficios de esta práctica?
Estimula la firmeza de la piel
Desde la antigüedad, la ducha fría es reconocida como un gesto de belleza. La acción del agua fría sobre nuestra piel provoca una vasoconstricción de la red capilar, venosa y arterial, es decir, un estrechamiento del diámetro de nuestras venas y arterias. Esto hace que la sangre pase más lento. Cuando se notan las piernas pesadas, es porque la sangre desciende demasiado rápido a nuestras piernas y se siente dolor al volver a remontar a la altura del cuerpo.
El hecho de exponerse al agua fría provoca una disminución del flujo sanguíneo, una desinflamación de las piernas y un bienestar inmediato. El corazón lo agradecerá porque tiene que funcionar a menos velocidad para bombear la sangre hacia el resto del cuerpo.
Además, la acción del agua fría sobre la epidermis cierra los poros de la piel y la hace más firme.
Limita el envejecimiento cutáneo
El envejecimiento es, en parte, provocado por la propagación de los radicales libres en nuestro cuerpo. Son moléculas inestables e incompletas de oxígeno que intentan asociarse con elementos de nuestras propias células con el fin de completarse. Desgraciadamente, esto destruye nuestras células sanas, provocando un desequilibrio celular así como una pérdida de tonicidad de la piel y el envejecimiento de ésta.
Podemos neutralizar la acción de los radicales libres por la absorción de vitaminas, de enzimas o de minerales, cuando nuestro cuerpo está en falta. Aquí la acción de la ducha fría consiste en cerrar los poros de la piel, hacerla más firme y evitar los radicales libres sobre nuestras células. Porque si la sangre se estanca en nuestros vasos capilares porque estos están dilatados, los radicales libres tienen la oportunidad de fijarse. Así, una ducha a 20° C frena la producción de los radicales libres, frena el envejecimiento de la piel y la mantiene fresca y joven durante más tiempo.
Aumenta el brillo del cabello
La acción del agua fría sobre la fibra del cabello permite cerrar las escamas del cabello y mejora la protección de su raíz y de su bulbo. Un cabello liso brilla, mientras que un cabello con las escamas abiertas ofrece un aspecto apagado.
El frío sobre el cuero cabelludo cierra los poros de la piel y refuerza el bulbo del cabello, evitando así su caída. Con la piel más firme, la descamación se reduce, hay menos caspa y el cuero cabelludo pica menos.
Varios métodos son posibles
No bajar la temperatura demasiado rápido, puesto que se corre el peligro de dañar la piel. Conviene bajar la temperatura progresivamente, pasando el chorro sobre todo el cuerpo para que este se vaya adaptando.
Lo ideal es empezar por los pies, y luego subir progresivamente. Una vez que se llega a la cintura se pasa a las muñecas y luego se sube hasta los hombros. Conviene dejar caer el agua sobre la nuca y la espalda. Las mujeres deben acabar por el pecho.
Estos son los beneficios de tomar una ducha fría. ¿Te animas a probarla?
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