En un último estudio, realizado por la revista Microbione, un número de parejas fueron evaluadas mientras se daban un ósculo por 10 segundos.
Para el estudio, seleccionaron a 21 parejas, tanto heterosexuales como homosexuales, y tomaron muestras de su lengua y saliva antes de un beso prolongado, y después de besarse.
Tras analizar genéticamente las muestras para identificar la presencia de una molécula, el ácido ribonucleico ribosómico (rRNA), que les permitiera localizar a los distintos géneros bacterianos, vieron que los amantes tienen una tasa media de similitud de 0,37 frente al 0,55 de los no amantes. Para valorar la importancia de esta diferencia, hay que tener en cuenta que el perfil de la flora bacteriana del mismo individuo puede variar mucho entre muestra y muestra.
Remco Kort. autor principal del trabajo, explicó que "el beso íntimo que implique contacto completo con la lengua y el intercambio de saliva parece ser uncomportamiento de cortejo exclusivo de los humanos y es común en más del 90 % de culturas conocidas".
En un experimento controlado de besos para cuantificar la transferencia de bacterias, un miembro de cada una de las parejas tomó una bebida probiótica que contiene variedades específicas de bacterias, incluyendo 'Lactobacillus' y 'Bifidobacteria'. Después de un beso íntimo, los investigadores encontraron que la cantidad de bacterias probióticas en la saliva del receptor se triplicó y calculan que se transfirieron un total de 80 millones de bacterias durante un beso de diez segundos.
Fuente: Frecuencia Latina
Fuente: Frecuencia Latina
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